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Ética y Derecho
Investigaciones

Los malos de la biotecnología. La FDA ha denunciado a 60 individuos por haber cometido crímenes contra la agencia. Estos son algunos de los casos más graves
(Biotech’s Baddies. More than 60 individuals have been blackballed by the FDA for criminal acts against the agency. Here are some of the worst offenders) The Scientist.com 2009; 23(4):48
Traducido y resumido por Salud y Fármacos
Bob Grant

Hace 20 años la FDA estaba en peor situación que ahora. A finales de los 1980s hubo un escándalo porque los administradores de la FDA aceptaron sobornos a cambio de acelerar la aprobación de los medicamentos, y los productores de medicamentos admitieron haber estafado deliberadamente a los reguladores. Ahí se terminó la época en que la agencia federal podía confiar en la veracidad de la industria que debía regular.

Sin embargo, el escándalo de los genéricos tuvo algunas consecuencias positivas. Uno de los programas que se iniciaron a partir del escándalo, y de la Ley de Genéricos de 1992, fue capacitar a la FDA para prohibir la participación en las actividades de la agencia, como la presentación de solicitudes de aprobación de medicamentos, a las personas y compañías que hubieran sido declaradas culpables de haber cometido fraude.

David Read fue el primer director del grupo encargado de hacer las exclusiones y dijo que la primera vez que la agencia quiso prohibir la participación de los investigadores involucrados en el escándalo de los medicamentos genéricos, la falta de honestidad en el negocio de los medicamentos era impresionante. “La ley de genéricos [The Generic Drug Enforcement Act] de 1992 ocasionó un número elevado de investigaciones que revelaron un montón de sorpresas” dijo. “A medida que se empezó a investigar se encontraron cosas que no se esperaban”.

¿Qué lleva a estas personas a estafar a la FDA y a pretender beneficiarse de productos que pueden ser muy peligrosos? James Sheehan, un ex -asistente del abogado del gobierno de EE.UU. que es ahora el inspector médico general de Nueva York dijo “me parece que lo que sucede es que se trata de personas que siempre han sido las primeras de clase, y sienten que pueden hacer lo que se les antoje… se sienten los reyes del mundo”.

Sheehan añadió que el problema de perseguir el fraude a la FDA se ha complicado todavía más durante los últimos años. “Es un problema muy importante, sobre todo durante los últimos 10 años”, dijo “tenemos toda una industria médica que mantener, y la competencia es feroz”.

La FDA sanciona a los investigadores/compañías para remediar la situación no como castigo, dijo Douglas Stearn, director en funciones de la oficina de la FDA que vigila el cumplimiento de la regulación. “Nuestro objetivo principal es proteger el proceso de aprobación de los medicamentos para asegurar la seguridad y efectividad de los fármacos que utilizan los americanos” dijo, y añadió “cuando un individuo entra a la lista de los excluidos ni siquiera puede trabajar en la cafetería de una compañía que presente solicitudes a la FDA para investigar moléculas nuevas. Algunos casos son tan atroces que salen en las noticias nacionales – por ejemplo Robert Ray Courtney fue condenado a 30 años de prisión en el 2002 por haber diluido medicamentos contra el cáncer, y el New York Times le puso como sobrenombre “El Farmacéutico Tóxico”.

Los siguientes son algunos de los 60 individuos que están en la lista de excluidos permanentemente de la FDA y que no pueden prestar servicios a nadie que presente solicitudes para investigar productos nuevos a la agencia. Todos han sido declarados culpables de al menos un delito mayor. La mayoría acabaron en prisión. Algunos de ellos mantienen su inocencia.

Harry W. Snyder y Renee Peugeot Snyder

Crimen: Falsificar datos de ensayos clínicos para demostrar que una crema servía para tratar el linfoma y la soriasis cuando en realidad era inefectiva.

Resultado: Los inversionistas perdieron US$34 millones, los dos estafadores fueron condenados a tres años de prisión, y entraron a la lista de excluidos permanentes de la FDA en enero 2003.

Harry Snyder, oncólogo, y su mujer casi consiguieron consumar el fraude que les hubiera proporcionado millones de dólares, a ellos y a la recién formada empresa farmacéutica, si hubieran logrado comercializar un tratamiento tópico. Sin embargo Harry Snyder cometió un error que cambió su rumbo.

A principios de 1990s, Snyder fue vicepresidente de desarrollo clínico en ByoCryst Pharmaceuticals, una compañía de Alabama; Renee Peugeot, su mujer, era una enfermera registrada en la Universidad de Birmingham de Alabama (UAB). En 1994, el único medicamento de BioCryst, BCX-34, se estaba empezando a utilizar en ensayos clínicos aprobados por la FDA para tratar la psoriasis y el linfoma cutáneo de células T, una forma rara de cáncer de piel. El BCX-34 es un inhibidor de la fosforilasa que los investigadores pensaban que inhibiría las células T, que tienen un papel importante en la soriasis y el linfoma de células-T.

Presionada por los ejecutivos de BioCryst, Peugeot fue contratada para trabajar en el ensayo clínico del anticancerígeno BCX-34 en la UAB, y supervisó una buena parte de la investigación relacionada con este medicamento.

El ensayo clínico era de doble ciego pero los documentos de la corte muestran que Snyder, que había sido un oncólogo viral en la universidad de Cornell y autor de docenas de trabajos científicos entre 1970s y 1990s, empezó a diseminar información entre sus colegas sobre la efectividad del BCX-34 en el tratamiento del cáncer un mes antes de que se hubiera concluido el estudio. El matrimonio también compró acciones de BioCryst justo antes de que se terminara el ensayo. Eventualmente la pareja era dueña de US$600.000 en acciones de la compañía.

Al final del ensayo, la información sugería que el BCX-34 había sido efectivo en el tratamiento de los 22 pacientes de linfoma de células T de UAB (algunos pacientes estaban recibiendo tratamiento en la Universidad de Washington en San Luis). En febrero 1995, BioCryst hizo un comunicado de prensa anunciando la efectividad del medicamento contra la soriasis y el cáncer de piel, e informó a la FDA de que el cáncer había desaparecido o mejorado mucho en el 59% de los participantes en el ensayo clínico.

Las acciones de BioCryst subieron mucho, al final del ensayo clínico valían 6 dólares por acción y solo unos meses más tarde habían alcanzado los 13. Los inversionistas pusieron mucho dinero en BioCryst y su nuevo anticancerígeno de grandes ventas.

William Cook, director médico de BioCryst y jefe de Snyder, empezó a escribir sobre el estudio de la psoriasis para publicarlo, y notó que había irregularidades. Se dio cuenta que Snyder había cambiado el proceso de aleatorización para ambos ensayos; y al volver a analizar los datos utilizando la asignación de pacientes que había hecho el coordinador del estudio, Cook se percató que solo el 30% de los pacientes que participaron en el ensayo clínico que recibieron BCX-34 se beneficiaron del medicamento.

En junio, durante una reunión del comité ejecutivo de BioCryst, Cook explicó lo que había descubierto. Snyder trató en vano de justificar las discrepancias. La compañía alertó a la FDA e hizo una rueda de prensa anunciando que el BCX-34 no era la cura milagrosa para el cáncer. Las acciones se desplomaron y los inversionistas perdieron unos 34 millones de dólares.

Durante el juicio se descubrió que Peugeot había participado en el fraude al alterar los datos clínicos durante sus interacciones con los pacientes, mientras que Snyder había cambiado el plan de aleatorización de los pacientes para mostrar que las personas que mejoraban eran las que recibían tratamiento con BCX-34. Según Adolph Dean, ex -asistente del abogado del estado y uno de los fiscales en el caso de Snyder y Peugeot dijo “lo que hizo que funcionara tan bien es que estaban en ambos lados del estudio de doble ciego…. Ella era un asistente de investigación que trabajaba para el investigador principal, y él trabajaba para la compañía que hacía el estudio. Estaban jugando a la ruleta rusa con las vidas de la gente”.

Tras un juicio corto, según Dean, Harry Snyder y Renee Peugeot fueron encontrados culpables de cometer fraude por correo, conspirar para estafar a los EE.UU., y de proveer información falsa a la FDA. Snyder fue sentenciado a 3 años de prisión y Peugeot a 2,5 años. Ambos fueron inscritos en la lista de excluidos permanentemente de la FDA en enero de 2003.

BioCryt no quiso hacer comentarios sobre este episodio. La pareja se declaró en bancarrota. Snyder fue liberado de prisión en septiembre 2006 y Peugeot en octubre 2008. Al parecer ahora viven en Boerne, Texas pero no respondieron a las llamadas telefónicas.

James T Kimball

Crimen: enmascarar un medicamento de venta con receta como si se tratase de un producto botánico que puede curar muchos problemas de salud.

Resultado: A través de sus compañías Kimball ganó más de 2,5 millones de dólares. Fue sentenciado a 13 años de prisión pero se escapó en 2005, y la policía de Georgia todavía está tras de él.

James Kimball fundó Discovery Experimental & Development Inc. (DEDI) a principios de 1990s, una compañía basada en Tampa para investigar, producir y distribuir productos de salud en el mercado estadounidense. El producto estrella de DEDI era Deprenyl Citrato Líquido, al que Kimball se refería como si fuese un producto botánico.

Según la etiqueta el producto podía tratar una gran variedad de problemas, desde depresión y Alzheimer a enfermedades inmunes y la hipertensión. El Deprenyl Citrato Líquido es el nombre comercial que DEDI le dio a la selegilina, un inhibidor de la monoamino oxidasa que previene el metabolismo de la dopamina en el sistema nervioso central, y que se utiliza para el tratamiento de las fases tempranas de la enfermedad de Parkinson. En la literatura médica existe evidencia de que la selegilina puede servir para tratar la depresión mayor (J Clin Psychopharmacol, 26:579–86, 2006) y el Alzheimer (Behav Brain Res, 190:224–32, 2008). También hay varios informes que indican que no es efectiva para el tratamiento de ALS, uno de los problemas de salud que decía tratar (J Neurol, 241:223–27, 1994).

Kimball dijo que su formulación de selegilina era más pura que Eldepryl, la marca del producto de la compañía farmacéutica británica Somerset Pharmaceuticals. En 1993, Somerset llevo a Kimball a juicio porque él y DEDI habían violado sus derechos de exclusividad en la venta de selegiline, el producto activo de Eldepryl, y por vender por correo selegilide sin exigir la receta, cuando es un producto de venta con receta. Durante ese año los investigadores de la FDA tomaron los informes financieros de Kimball y descubrieron que entre 1990 y 1993, el director ejecutivo de DEDI había vendido más de 7.700 botellas de Deprenyl Citrato Líquido a 75 dólares por botella, y sin que ese producto hubiera sido aprobado por la agencia. Sus ventas totales, incluyendo ingresos por vender aspirinas y vitamina C, eran superiores a los US$580.000.

Mientras tanto, Kimball aprovechó el creciente uso del Internet para vender sus productos, y según los investigadores de la FDA, las ventas de los productos DEDI y de otras compañías entre 1991-1999 le generaron más de 2,5 millones de dólares. En Agosto 1999, el Centro de la FDA para la Evaluación de los Medicamentos y de la Investigación envió una carta a Kimball advirtiéndole que la producción, venta y exportación de selegiline era ilegal y que pronto iba a recibir el castigo.

En 1999, un juzgado federal acusó a Kimball de conspiración, distribución ilegal de Deprenyl Citrato Líquido y por haber enviado más de 100 botellas a Inglaterra. En el 2000, un juzgado federal lo declaró culpable de presentar información falsa a la FDA y de conspiración para distribuir un medicamento nuevo no aprobado. Se le impuso una multa de US$25.000 y 13 años de cárcel. Kimball apeló la sentencia criminal, mantuvo su inocencia, y dijo que otra conspiración más amplia estaba intentando deshacer su trabajo con DEDI. Se escapó de la prisión en 2005.

Desde 2007, Kimball ha quedado totalmente excluido de poder trabajar para alguien que investigue medicamentos nuevos para la FDA. En marzo 2009, su página de Internet decía que había muerto, pero al llamar por teléfono una persona que no se identificó pero que dijo ser muy cercana a James Kimball dijo que no había muerto y que había sido acosado por la FDA y el gobierno.

Thomas Ronald Theodore

Crimen: estafar dos millones de dólares a los inversionistas, fraude por correo, y fabricación de un medicamento en condiciones que no cumplían con los estándares de la FDA.

Resultado: Devolvió 1,5 millones a los inversionistas. En el 2002 fue sentenciado a 121 meses en prisión y desde agosto del 2003 está totalmente excluido de la FDA.

Thomas Theodore tenía historia de fraude antes de que se enredase con la FDA a mediados de 1990s: En 1987, fue hallado culpable de estafa por correo al afirmar en falso que tenía la licencia para practicar medicina en Massachusetts.

Después de que le revocaran la licencia de médico, Theodore se inventó otra estrategia. Theodore, todavía bajo el pretexto de ser médico, con su socio Thomas Rodgers, consiguieron que los inversionistas pusieran 1,6 millones de dólares en su empresa Private Biologicals Corporation (PBC) al decir que habían inventado un medicamento contra el cáncer llamado Lymphokine-200 o LK-200. Les dijo que el medicamento se había fabricado en las Bahamas siguiendo un proceso secreto y que no tenía la aprobación de la FDA. Según Adam Bookbinder, un asistente del abogado del estado y fiscal en el caso de Theodore, Theodore se graduó de una escuela de medicina en la Republica Dominicana, donde legalmente puede practicar la medicina.

Theodore no inventó el LK-200. EL método para producir la sustancia, compuesta de citocinas derivadas de células hematopoyéticas humanas, era bien conocido porque se había utilizado en la investigación del cáncer durante los 1970s y 80s. Según los documentos del juicio, los investigadores del a Universidad de Pensilvania habían estado produciendo esas sustancias durante años. Theodore obtuvo el LK-200 de científicos de la Universidad de Pensilvania e incluso escribió un acuerdo para que PBC pudiera obtener 10 litros de LK-200 de la universidad, diciendo que lo iba a utilizar para proyectos de investigación. En cambio envió el LK-200 directamente a México para tratar a pacientes de cáncer.

Theodore y Rodgers empezaron a producir LK-200 en 1994 en su laboratorio de Massachusetts, que no tenía permiso para producir medicamentos. Los dos encubrieron su estrategia enviando el LK-200 a Bahamas antes de enviárselo a médicos, pacientes y farmacéuticos en EE.UU.; lo que estaban haciendo equivale a lavar el producto, al igual que algunos criminales lavan el dinero en cuentas extranjeras.

La estrategia funcionó durante algunos meses; Theodore y Rodgers se envalentaron y decidieron enviar LK-200 desde su laboratorio Private Biologics directamente a médicos y pacientes en EE.UU. En agosto 1994, la pareja empezó a enviar paquetes de medicamentos desde Massachusetts pero utilizando etiquetas falsas indicando que los paquetes provenían de Bahamas.

En 2002, Theodore fue sentenciado a más de 10 años de prisión y se le ordenó devolver más de 1,5 millones de dólares a los inversionistas. Rodgers se declaró culpable de haber estafado a la FDA, testificó como testigo del gobierno durante el juicio, y fue sentenciado a un año de libertad condicional y a una multa de US$10.000. La FDA excluyó permanentemente a Theodore en el 2003 y a Rodgers durante cinco años empezando en el 2005. Theodore está en la cárcel federal y será puesto en libertad en enero de 2011.

George Kindness y Roy Page

Crimen: etiquetar falsamente un tratamiento para el cáncer y administrarlo a pacientes.

Resultado: Kidness estuvo un año bajo libertad condicional y pagó una multa de 1.000 dólares. A Page le fue revocada la licencia de médico. Desde noviembre 2008 ambos están en la lista de excluidos de la FDA.

Kindness, presidente y dueño de Ohio Biotech Amscot Medical Labs, y Page, quién había sido oncólogo, eran parte de un grupo criminal para producir y distribuir terapias contra el cáncer sin estar aprobadas por la FDA.

Según los documentos del juicio, Kindness es médico con PhD en inmunología, o quizás no tenga ninguno de los dos títulos. Empezó a trabajar para Amscot en 1992, llegó a ser director de laboratorio, y trabajó en la producción de vacunas. El nombre de Kindness aparece esporádicamente en la literatura científica, su último trabajo es un artículo de revisión de 1997 sobre modelos causales y medicina alternativa (Altern Ther Health Med, 3:40–47, 1997).

En abril de 1999, los inspectores de la FDA pasaron dos días revisando los laboratorios de Amscot en Cincinnati y descubrieron que la compañía estaba produciendo una vacuna autógena contra el cáncer a partir de sangre y muestras de tumor que proporcionaba Page, un médico que trabajaba en Memphis, Tennessee.

La compañía producía una vacuna autógena, es decir individualizada para cada paciente con cáncer a partir de las células de su propia sangre y tumor, y enviaba los productos a la clínica de Page, donde eran administrados a los pacientes. La idea era que las vacunas autógenas provocaban una respuesta en el sistema inmunitario de los pacientes que producía una reacción mucho más agresiva contra el cáncer. Algunos estudios en la literatura biomédica hablan del éxito de tratar el cáncer con vacunas autógenas utilizando células inmunes que se han obtenido de los pacientes (Science, 314:126–29, 2006).

Amscot decía que la administración de estas vacunas era parte de su ensayo clínico de Terapia Génica Activa (GAT). Los empleados de la FDA informaron a Kindness de que no se había archivado una solicitud para la investigación de un medicamento nuevo (IND) con la agencia antes de que se autorizase la realización de este estudio.

A los dos días de su visita a Amscot, la FDA recibió la solicitud de IND que escribió Kindness y que decía que la compañía era la que auspiciaba el ensayo clínico GAT y la que proveía la vacuna. La FDA ordenó que se parase la actividad clínica con la vacuna hasta que emitiera el permiso par investigar el medicamento. Sin embargo esto no sucedió.

A la vez, a principios de diciembre, los inspectores de la FDA visitaron a Page y se encontraron con que había estado administrando Theracina, una vacuna muy similar a GAT, a sus pacientes durante todo el año. Como en el caso de GAT no había ninguna solicitud para investigar la Theracina, que también era producida por Amscot bajo el auspicio de Kindness.

Al profundizar en la investigación, la FDA descubrió que Kindness había intentado esconder el fraude al solicitarle a un empleado de Amscot que enviara viales no etiquetados de Theracina a Page a través de UPS en lugar de hacerlo desde la compañía. Kindness y Amscot cobraban por la vacuna mientas que Page cobraba por las cirugías y las consultas externas.

Durante todo el 2000, Kindness siguió confeccionando y enviando Theracina a Page, quien se lo inyectaba a los pacientes. Durante las inspecciones subsecuentes de la FDA a Amscot, al parecer Kindeness ordenó a los empleados que escondieran los documentos indicando que se había estado produciendo Theracina durante el año. La FDA no pudo encontrar evidencia de que se hubiera estado recabando o analizando información sobre el efecto de la vacuna GAT o de la Theracina. Candace Crouse, un abogado con la compañía Sirkin, Pinales and Schwarts de Cincinnati, que representaba a Kindness en el juicio dijo que no podía recordar que los pacientes enfermasen o muriesen a consecuencia de los tratamientos para el cáncer de Amscot. “Lo que yo entiendo es que la vida de algunos pacientes se prolongó gracias a estos tratamientos” dijo.

En 2003, un juez federal presentó 21 cargos contra Kindness y Amscot, entre otros “conspirar para introducir y entregar productos mal etiquetados y adulterados a través de comercio interestatal con la intención de estafar y engañar a la FDA.” Eventualmente Page también fue acusado y el año pasado renunció a la licencia médica que había tenido desde 1956. Page admitió haber tratado al menos a 74 pacientes con la vacuna GAT o con Theracina entre 1997 y 2003, y a varios más con otros tratamientos no aprobados por la FDA.

En el 2006, Kindness se declaró culpable de vender medicamentos mal etiquetados y estuvo en libertad condicional durante un año, y tuvo que pagar una multa de 1000 dólares. Tanto Kindness como Page están desde noviembre 2008 en la lista de excluidos permanentemente de la FDA.

Amscot ya no existe.

 

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modificado el 18 de septiembre de 2017