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Revista de Revistas
 
Las dosis de los medicamentos nuevos son con frecuencia demasiado altas (New drug’s dosages often too high)
Stephenson J
JAMA 2002; 288 (13):1578
 
 

Según dos estudios recientes, realizados por investigadores en EE.UU. y Holanda, las dosis recomendadas de medicamentos que precisan receta suelen ser el doble de lo que se necesita para que su utilización en la práctica clínica sea segura y efectiva. Estos dos estudios se publicaron recientemente en la revista Pharmacoepidemiology and Drug Safety.

En el estudio que se realizó en EE.UU. los investigadores de la FDA y de la Universidad de Georgetown estudiaron los cambios en el etiquetado de 354 “moléculas nuevas” (medicamentos nuevos que contenían un producto activo que no había sido aprobado para comercialización para ningún uso en los EE.UU.) que recibieron la aprobación de la FDA entre 1980 y 1999 (Pharamcoepidemiol Drug Saf. DOI: 10.1002/pds. 744). Descubrieron que en el 21% se cambiaron las dosis que inicialmente se habían aprobado, y que en la mayoría de casos (70%) el cambio consistió en una reducción de la dosis. El resumen de este estudio se puede obtener en www3.interscience.wiley.com/cgi-bin/abstract/97517549/START

Los investigadores habían anticipado que las mejoras en el desarrollo de los medicamentos habría llevado a que disminuyeran los cambios en la etiqueta después de la aprobación del medicamento, pero se encontraron con que había ocurrido justo lo opuesto. Se requirió cambiar las etiquetas de los medicamentos aprobados en la segunda parte de los 1990s (1995-1999) tres veces más frecuentemente que los medicamentos aprobados entre 1980-1984.

El hecho de que muchos de los medicamentos requirieran reducciones en la dosis sugiere que hay un problema en la evaluación de las dosis antes de la comercialización de los medicamentos. La industria, suele iniciar los estudios de fase 3 con las dosis más altas toleradas (MTD) en base a los resultados de las fases 1 y 2, y con frecuencia antes de que se tengan los resultados finales de los estudios de dosis o de concentración de la fase 2. Si bien este acercamiento puede tener sus méritos el resultado es que ha llevado a que se requieren reducciones en las dosis después de que se comercializan los productos, es decir que no es un sistema adecuado para definir las dosis.

El segundo estudio utilizo un método diferente pero llego a conclusiones parecidas (Pharmacoepidemiol Drg Saf. DOI:10.1002/pds.745). Los investigadores analizaron la información de los cambios en las dosis diarias definidas (DDD) recopilada por la OMS entre 1982-2000. Las DDD reflejan las dosis administradas en la práctica clínica, y el análisis de los cambios en los DDD revelan como las dosis administradas en la práctica difieren de las dosis recomendadas al empezar la comercialización. El resumen de este estudio se puede obtener en www3.interscience.wiley.com/cgi-bin/abstract/97517552/START

Los investigadores identificaron 115 casos de cambio en las DDD y de ellas 45 (39,1%) fueron aumentos y 70 (60,9%) reducciones. Los medicamentos más afectados fueron antibióticos (en su gran mayoría aumentos que posiblemente reflejan la aparición de resistencias antimicrobianas) y medicamentos cardiovasculares (en su gran mayoría reducciones, especialmente para los inhibidores del enzima conversor de la angiotensina y los antitrombóticos).

Una de las lecciones que se derivan de estos dos estudios es que se necesita definir mejor el proceso por el que se definen las dosis recomendadas para asegurarse de que los pacientes reciben las dosis óptimas. También conviene estudiar la relación entre la variación genética y la respuesta del paciente a los medicamentos, esto permitiría que las dosis se adecuaran a la composición genética del paciente.

Traducido y editado por Núria Homedes

 

modificado el 28 de noviembre de 2013